Es la segunda parte de “El rapto de la bella durmiente” y narra sus aventuras y desventuras en el pueblo, con el príncipe Tristán y los otros esclavos. Descubre que la vida allí no es tan dura, con sus castigos matinales y las fiestas nocturnas en el mesón, con el capitán y todos los soldados.
Durante todo el año, los lugareños ahorraban cuanto podían para el dia en que, por unas cuantas monedas, podían adquirir un esclavo altivo, un prínicipe elegido para servir, adiestrado y preparado para la corte, que entonces durante todo el verano debía de obedecer a cualquier humilde sirvienta o mozo de cuadra que pujara lo suficiente en la subasta pública.El jefe de patrull no podía evitar anticiparse al final del verano e imaginar a estos mismos jóvenes ahora quejosos y forcejeantes, en el momento de ser devueltos, tas concienzudos castigos, con las cabezas inclinadas y las bocas calladas, en la más completa sumisión. |